Podrás empezar a practicar Zen de la mano de Amaia Lauzurika quien te explicará paso a paso en qué consiste el Zazen y el Kin Hin.
Para empezar la práctica del Zen, puedes iniciarlo tú en tu propia casa con este curso y posteriormente puedes acudir a uno de los dojos de distintas asociaciones de Zen que existen
Allí conocerás a monjes, monjas y personas con mucho tiempo de práctica que te pueden guiar
Estas personas han vivido su aprendizaje con maestros o antiguos discípulos, muy a menudo durante muchos años
Hay que comprender el esfuerzo que han realizado los practicantes Zen antes de llegar a relajarse
Hay que hacer un gran esfuerzo antes de llegar al punto en el que te puedes relajar de verdad
Y esta relajación no viene de ti, simplemente sucede
Como toda tu energía se ha movido no queda nada inquieto tras de ti y sólo puede llegar el descanso
La transmisión de persona a persona es un elemento clave de la espiritualidad Zen; cada lugar de práctica está vinculado a un enseñante que es garantía de la práctica de ese lugar
La mayoría de los dojos ofrecen regularmente sesiones para principiantes
El principio del Zen es que practiquen juntas las personas que empiezan y las que llevan tiempo practicando, en un espíritu de compartir
La espiritualidad Zen pone el acento sobre la práctica colectiva, todos juntos
Juntos es quizá más sencillo evolucionar, dominar los miedos, las dudas y los deseos
El otro se convierte en el precioso espejo de nuestro avanzar por la Vía del Buda
Además, la práctica colectiva de zazen en los dojos o grupos tiene un efecto muy importante, motiva y anima
El samu, por su aspecto concreto, es una de las grandes riquezas de la práctica del Zen
También se podría llamar «meditación en acción»
En efecto, el samu permite practicar la concentración del zazen en las actividades cotidianas y así, aprender, por ejemplo, a trabajar en calma
Fue Bodhidharma quien inició esta tradición de mirar a la pared
Dice la historia que le tomó años buscar a su primer discípulo y que no hacía otra cosa que mirar a la pared
Dicen que mirar a una pared durante mucho tiempo, te permite pensar
Poco a poco, al igual que la pared, la pantalla de tu mente quedará totalmente vacía
Para practicar Zazen, la meditación Zen, siéntate en el centro de un cojín redondo y grueso, mantente bien erguido, bascula la pelvis hacia delante a partir de la quinta vértebra lumbar y estira la columna vertebral
Cruza las piernas en la postura del loto o del medio loto de forma que las rodillas estén totalmente enraizadas al suelo
Empuja el cielo con la cabeza, pon en contacto las rodillas con la tierra
Según tu estado de salud también puedes sentarte en otras posturas: seiza por ejemplo, que es de rodillas o también puedes practicar en una silla
La mano izquierda descansa sobre la palma de la mano derecha, los pulgares se unen en la prolongación uno de otro con una ligera presión y el canto de ambas manos está en contacto con el bajo vientre
La barbilla recogida, la nuca estirada, la nariz en la vertical del ombligo, los hombros caen naturalmente
La boca está cerrada, la punta de la lengua apoyada en el paladar y la mandíbula relajada
Los ojos entreabiertos, la mirada, relajada, posada delante de uno mismo en el suelo
Poco a poco, la respiración se vuelve tranquila, larga, profunda
Al principio se puede llevar la atención a la espiración ejerciendo una ligera presión desde el vientre hacia abajo
La inspiración llega naturalmente, sin esfuerzo
Luego se trata simplemente de observar la respiración tal y como es, sin modificarla, estando ahí plenamente presente
En esta postura, al poner la atención en una justa tensión muscular y en la respiración, el flujo de los pensamientos queda interrumpido
Cuanto más practicamos zazen, más comprendemos, a través de las fibras de nuestro cuerpo, que estos pensamientos carecen de sustancia real, que van y vienen
Entonces podemos descubrir que existe una conciencia intuitiva, original y totalmente universal, radicalmente diferente de la conciencia habitual del yo
Si mantienes la postura justa y dejas que se instale una respiración profunda y apacible, la mente se amplía y se vuelve apacible
El funcionamiento del cerebro se aclara naturalmente
No es un estado de conciencia particular, sino la vuelta, sin más a una condición normal de la mente
Abandonamos el modo de pensamiento dualista del ego y se hace realidad la unidad original con todas las existencias
La conciencia intuitiva, hishiryo, pensar sin pensar por medio de la voluntad, aparece naturalmente gracias a la concentración en la postura y en la respiración
La vida es reposo y movimiento
Si está inmóvil está muerta, y si no tiene descanso lo estará muy pronto
La vida es un equilibrio entre el descanso y el movimiento y cuando alcanzas un equilibrio entre estos, alcanzas el centro mismo de tu vida
Rinzai dice: “la mayor equivocación es que si tú tomas a la inmovilidad como el estado correcto, confundirás a la oscuridad con tu maestro” En la tradición Sôtô se hace kinhin entre las sentadas, como enseña Dôgen y como aprendió él mismo del maestro chino Nyojô
El Hôkyôki menciona que "a menudo Nyojô iba y venía entre las partes oriental y occidental de la sala llamada Daikômyôzô para darle explicaciones a Dôgen
" Se practica siempre kinhin como una continuación de la meditación sentada
Nos sentamos 50 minutos, después hacemos kinhin 10 minutos
Nos sentamos, andamos, nos sentamos
Lo que se cultiva en la sentada, se aplica en la marcha
Aquellos que lo practican piensan que Buda andaba de esta manera
Ya que en algunas escrituras se menciona que Buda andaba lentamente en el bosque, con el espíritu recogido, después de haberse sentado
Se puede aplicar igualmente a prácticas más complejas como la cocina, barrer o limpiar
Cualquier cosa que se haga se hace con el espíritu de zazen
"Tan solo" (shikan) es una palabra esencial, como en shikantaza, "Tan solo sentarse", kinhin no es otra cosa que "tan solo andar"
Unificado en la acción tan solo se anda por el hecho de andar
Sin preocuparse de un objeto en particular
La mayoria incluye muchos elementos como la sensación de los pies sobre el suelo, o la orientación en el espacio, la conciencia postural
Como no se puede permanecer siempre sentado, el Kinhin, es un enlace entre la tranquilidad de la sentada y el movimiento habitual de la vida cotidiana, que permite hacer emerger la meditación en la vida cotidiana
Nyojô enseña: "Cuando os levantéis para andar debéis practicar el método de una respiración por cada medio paso
Se entiende por esto que cuando desplazáis vuestro pie este no sobrepasa la mitad de medio paso, el tiempo de una respiración
" "Cuando os levantéis para andar, no andéis en redondo sino en línea derecha
Cuando queráis volver, tras 20 o 30 pasos, volved por la derecha y no por la izquierda y cuando mováis los pies, desplazad primero el pie derecho, después el pie izquierdo
" La posición de las manos tiene la misma importancia que en la sentada
Se debe estar atento de tal forma que pueda mantenerse esta postura
La mano izquierda está cerrada en un relajado puño, con la mano derecha recubriéndola
En la sentada la mano izquierda reposa sobre la derecha, pero al levantarse se les da la vuelta apoyándolas ligeramente contra el pecho
Se anda con el espacio, el suelo, la habitación y el mundo entero
Andando se descubre esto naturalmente
No es el resultado de un esfuerzo sino un producto totalmente natural de tan solo andar
No es pues alguna cosa que se intenta hacer o fabricar, es un don del dharma
Para que esto tenga sentido hace falta que sea un don que venga de la práctica y no un intento de fabricarlo
Para Dôgen, cuando uno se sienta, todo el mundo se sienta, cuando uno hace kinhin, todo el mundo hace kinhin
Al levantarse del cojín nos inclinamos dos veces, nos volvemos por la derecha y nos encontramos con la espalda recta dirigida hacia el centro de la sala, en la perpendicular de la posición que teníamos cara al muro
Se adopta la posición de las manos, se respira dos veces, después se comienza una respiración, con un pie, la respiración es lenta
Si se está tranquilo de pie la respiración es relajada y lenta
Respiramos y nos movemos como si el aire llenara la planta de los pies
El cuerpo está vacío como el bambú
Se anda lentamente, con gracia y dignidad, se levanta ligeramente el pie, se pone el talón primero, después apoya hasta los dedos de los pies hasta medida que se espira
El pie apoya gradualmente sobre el suelo para anclarse firmemente en el mismo
Durante un breve instante se permanece tranquilamente sin moverse pues la espiración continua durante unos instantes
Al comienzo de la inspiración se mueve el otro pie, al sonar la campana se juntan los dos pies, uno al lado del otro, y nos inclinamos
Volvemos a nuestro cojín, nos inclinamos dos veces y nos sentamos, es lo que se llama gasshô
Audio:
Subtítulos:
El Haiku
Cómo practicar el Zen
El arte y el Zen - Sumi-e
Sutras principales del Budismo Zen
Los 12 principios de la sabiduría Zen
La estética Zen - Wabi Sabi
Aproximación cultural al Zen
Los Koans
Las artes marciales
La ceremonia del Té - Chado