Las Brujas: su origen e historia

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13 de febrero de 2022

A día de hoy no podemos definir con exactitud la fecha y lugar donde surgen las primeras nociones de hechicería y magia, pero sabemos que su existencia data de al menos 5000 años de antigüedad.

Se sabe que las prácticas rituales para influir sobre el entorno se remontan a diversas culturas protoeuropeas muy antiguas, al antiguo Egipto, Mesopotamia, la India védica, entre otros.

¿Cuál es el origen de las prácticas rituales de las brujas?

Es difícil remontarse a los orígenes del pensamiento mágico, pero ya desde la antigüedad edad clásica se recogen los primeros documentos que hablan de ciertas mujeres con capacidad de transformarse a voluntad y transformar a otros animales.

Tenemos que hacer un esfuerzo por intentar entender estos fenómenos, en los que se buscaba favorecer la apertura de la percepción a través del uso de sustancias que hacían de puente entre el mundo lógico y lo sobrenatural, soltando las estructuras racionales y abriendo la mente a un contacto con la realidad sutil.

Cultura griega y romana:

En las culturas griega y romana había grandes asociaciones entre la magia, la sanación y la mujer. Entre los más conocidos destacan los misterios eleusinos, rituales de iniciación en honor a Deméter, diosa de la vida, agricultura y fertilidad y a su hija Perséfone.

En ellos se rompía el ayuno con el uso del kykeon, bebida que se componía de un potente psicoactivo, en el que los participantes en dichos ritos alcanzaban estados de revelación mística. En estos misterios aparecía la idea de un mundo inferior, de una vida después de la muerte y se sospechaba que se empleaba cornezuelo de centeno y quizá algún otro elemento psicoactivo como psilocybes o amanitas.

En la época romana, antes de la llegada del cristianismo se extiende por todo el imperio el culto a Diana. Diosa de la caza, la naturaleza y la luna. Figuras similares a esta diosa aparecían en otras culturas mediterráneas generalmente acompañadas de otras ninfas. También en Roma la magia era una creencia muy extendida.

En la hechicería del mundo antiguo eran esenciales las sustancias y las preparaciones que se combinaban y aplicaban ritualmente para alterar las pasiones o recobrar el equilibrio.

Cristianismo:

Sin embargo, con el establecimiento del cristianismo en Europa, todo cambia. Los esfuerzos por la unificación religiosa en Europa proscribieron primero y condenaron duramente después.

Esos primeros años, el paganismo y el cristianismo convivieron en armonía. De hecho muchas de las tradiciones cristianas como la Pascua y la Navidad se establecieron en los solsticios de verano-invierno coincidiendo con fiestas destacadas de las antiguas tradiciones pagana. 

Todo este conjunto de prácticas festivas de adoración a la naturaleza, todavía seguían realizándose en muchos territorios distintos y sus raíces se anclaban a tiempos remotos.

Con el paso de los siglos lo que fueron inocentes prácticas ancestrales de respeto y adoración a la tierra, se fueron tildando de actos dirigidos por el diablo, siendo reprimidos con gran violencia por la justicia civil y eclesiástica, dando lugar a actos salvajes y crueles contra las mujeres.

A medida que se demonizaban estas prácticas, el propio pueblo generaba mitos y fábulas cada vez más fantásticas. A estas mujeres, ya calificadas como brujas, se les atribuía poderes más allá del que el conocimiento de las plantas y una vivencia más conectada a la existencia les otorgaban.

Las acusaciones de brujería contra las mujeres se repetían en muchos países de Europa. El nuevo orden traería consecuencias de una adversidad incalculable para la mujer, que parecía estar más predestinada al mal que los hombres según los textos bíblicos. A medida que avanzaban los siglos, la iglesia iba endureciendo su postura y la condena se va transformando en auténtica persecución, una herramienta utilizada en muchos casos para mantener el orden y reforzar su propia autoridad.

Esto generó de una forma directa un desempoderamiento de la mujer y supuso siglos de penuria para el género femenino.

¿Qué eran los aquelarres?

Para conocer mejor lo que sucedía en los aquelarres necesitamos conocer con mayor profundidad cómo vivía la mujer medieval.

En esta época, gran parte de la población rural vivía en pequeñas comunidades de pocas familias, muchas veces alrededor de una parroquia y un entorno dominado por un señor feudal que tenía casi plenos poderes sobre sus súbditos.

Las familias dormían juntas en una única habitación, conviviendo incluso con los animales en algunos casos. Bajo esos techos eran frecuentes las palizas, los incestos y los abusos constantes sobre mujeres y niños. Las mujeres eran altamente reprimidas en casi todos los aspectos y vivían una existencia precaria y miserable.

Algunas mujeres partían de una tradición de gran conocimiento de las plantas que se usaban con fines curativos, de fertilidad y para pequeños remedios caseros. Desde hacía siglos se venían realizando encuentros paganos o fiestas en honor a la fertilidad de la tierra, representada por el macho cabrío.

En estas ceremonias eran habituales el uso de ungüentos elaborados a base de plantas con propiedades psicotrópicas, que permitían a la mujer evadirse de un entorno altamente represivo. Datura stramonium, belladona, mandrágora e incluso hongos y sapos eran usados en estas celebraciones.

Al principio tenían un carácter más inocente y eran puros festejos donde a veces se hacían burlas al poder, parodiando al señor feudal y al párroco. Pero a medida que pasaron los siglos, estos rituales se tornaron en fiestas más salvajes, donde la mujer se evadía de este contexto opresivo, en orgias de gran desenfreno y en algunos casos todo tipo de aberraciones.

Esperamos que sirva de inspiración a muchas mujeres, ayudando a recuperar su espacio como mujeres de poder, donde la sanación y el conocimiento de la naturaleza les haga conectar con la verdadera esencia de las brujas.

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