Práctica de Yoga para tu bienestar más tranquila y para relajar los tejidos.
Hola, cómo estás, bienvenida a la clase de hoy, una clase que vamos a dedicar al yin, al yin yoga, esa parte femenina más suave, más tranquila, para conectar con nosotros, para relajar tejidos, para conectar con la fascia y para soltar musculatura, entre otros aspectos que tiene esta práctica tan maravillosa
En los tejidos acumula muchísima tensión, muchísima tensión del día a día, que al final nos hace de alguna manera infelices, que se representan en el cuerpo físico a través de nudos, contracturas, dolores de cabeza, dolores articulares
En la práctica de yin lo que hacemos es trabajar la pasividad en las posturas, no hay ninguna parte del cuerpo que esté activa, generalmente se pueden utilizar para trabajar con el yin soportes, para hacer ciertas posturas, que otras sean más cómodas, pero en el caso de hoy solo vamos a necesitar una esterilla y un cojín o manta para sentarte sobre él
Vamos a comenzar sentados con una toma de conciencia del cuerpo, adopta la postura cómoda de su kasana, pon altura debajo de las nalgas para elevar tu columna, y cuando tengas todo esto, que tus hombros ya vayan atrás, que tu cabeza se quede en línea con la columna, cierra tus ojos, pero primero baja la mirada y luego ya cierras los ojos
De esta manera, cuando primero bajo el globo ocular, lo que hago es estar motivando de alguna manera al cerebro para que se relaje, y eso es lo que vamos a hacer hoy, relajarnos
Hacemos un par de respiraciones profundas
Observa cómo estás hoy, qué traes a la sesión
Vamos a empezar a mover suavemente el cuerpo, meciéndolo quizá hacia un lado y hacia el otro
Imagina que eres como una rama de un árbol con una brisa tranquila que te va moviendo con suavidad
Deja que tu cabeza vaya también al ritmo de este movimiento sin que se tense el cuello
Estamos comprobando cómo está el cuerpo y poco a poco lo vamos a ir soltando
Puedes hacer estos movimientos hacia adelante, hacia atrás, como tú lo necesites moviendo indistintamente un hombro o el otro, ablandando y soltando, dejando tu cabeza suelta hacia un lado
Ve con el movimiento
Haz círculos desde tu cintura, intenta que los movimientos siempre sean redonditos, que vayan abriendo y estirando las partes del cuerpo que necesitas más ahora
Ve el movimiento del gato a tu espalda, abre el pecho, cualquier gesto que te sirva para conectar con tu cuerpo e ir soltándolo
Bien, vamos a colocar las manos sobre la rodilla derecha, estira tus brazos y gira el tronco hacia esa rodilla y poquito a poco, saca mejor el soporte que tienes debajo que vas a estar más cómodo
Poco a poco vamos a ir flexionándonos sobre esta pierna
Si llegas bien al suelo coloca tus brazos, las manos como una almohadita apoyando la frente
Si lo necesitas siempre puedes subir la altura o incluso poner un bloque o cojil debajo de ella, pero que la cabeza no se quede colgando
Simplemente deja que el cuerpo caiga, que los brazos se relajen
Vuelve despacito al centro, cambia al otro lado, estira tus brazos y gira frente a esa pierna y luego te flexionas y busca la altura para que tu cabeza quede reposando sobre manos o soporte
El cuerpo cae sin más, la cabeza deja todo su peso sin más, sobre lo que esté apoyado
Y despacito vuelves
Volvemos a la posición inicial, si no necesitas coge el soporte
Lleva la atención hacia el centro, hacia esa parte de ti, notando como el aire fluye desde ahí hacia afuera, como desde un punto pequeñito se expande en todas las direcciones, llegando hasta tu piel
Lleva tu mano derecha en el suelo lejos de ti, coloca la mano izquierda detrás de tu cabeza, lleva el codo como hacia la rodilla o suelo de tu lado derecho, deja que la cabeza caiga con la fuerza, no con la fuerza sino más bien con el peso de ese brazo
Inspirando con movimientos muy lentos, vas enderezando el tronco, el codo mira al cielo y se abre completamente arriba y atrás
Vuelve a redondear muy despacito, codo va hacia esa rodilla contraria o suelo
Y al inspirar muy despacito vas abriendo hasta que giras completamente al cielo
Una última vez
Siendo muy consciente de cómo vas moviendo cada articulación, músculo, piel
Y al inspirar aves
Despacito vuelves, haces lo mismo en el otro lado, deja caer el codo hacia la rodilla izquierda, cabeza con todo su peso hacia el suelo, respira, abre muy despacito, como meditando en el movimiento
Gira el pecho
Vuelve al centro y abajo
Despacito, sube muy despacito
Y última vez bajas
Muy despacito no corras, recréate en ese movimiento
Siente cada parte del cuerpo cómo se mueve hasta tu piel
Y lentamente vuelves al centro
Colocas las manos sobre tus rodillas y observa cómo ese oleaje por dentro de ti muy suave, como si fuera una ola muy suave y lenta que va dejando ese pozo en cada tejido de tu cuerpo para relajarlo, para sentirte, para equilibrarte
De nuevo lleva la atención a ese punto en el centro de ti, pequeñito, de donde nace tu respiración hacia todos los lados de tu cuerpo
Y siempre una respiración en calma para serenar, un movimiento lento para acostumbrar al cerebro a que vaya tranquilo en sus pensamientos, para crear esa conexión cuerpo-mente
Entrelaza los dedos de tus manos haciendo un puño, colócalos a la altura de tu mirada, redondea tu espalda hacia atrás y deja caer tu cabeza
Al inspirar, enderezas tu espalda, estiras tus brazos, elevas el rostro, no tengas prisa
Y al expirar, vuelves a redondear muy despacio
Inspira de nuevo arriba y lentamente manos al pecho, namasté
Inspira y abre los codos muy despacio, en forma de candelabro abre tus brazos
Respira profundo y muy despacio, vuelves a juntar tus manos muy despacio, sintiendo la piel de cada parte de tu cuerpo
Y de nuevo lleva tu atención a ese punto en el centro de ti, donde nace tu respiración y se expande llegando a cada puro de tu piel
Siente el movimiento entre tu piel y el músculo, pasando por las facias, llegando a la articulación, órganos
Baja tus manos, gira hacia la parte cortita de la esterilla y nos vamos a tumbar boca abajo
Bien, así que vamos a estirar el brazo izquierdo en cruz
La mano derecha la apoyas en el suelo con el codo mirando al cielo
Eleva tu pierna derecha, gira hacia el lado izquierdo, llevando el pie contrario apoyado sobre la punta en el suelo
La cabeza la sueltas, la mano derecha acércala a ti
La rodilla derecha quiere ir lo más atrás posible y poco a poco, a medida que estás en la postura sin prisa y de forma muy suave, vas presionando un poquito más con la mano derecha al suelo para ir un pelín más a estirar el hombro contrario
Centra tu atención en él, en esa parte de la axila que se estira
Cada expiración relaja más esa zona
Si molestará algo, no presiones tanto y lleva más el pecho hacia el suelo
La cabeza suelta, relajada
Lleva la respiración hacia esa zona que estás abriendo
Observa cómo poco a poco puedes ir cediendo más
Deja el juicio, el pensamiento
Céntrate en ese espacio, en tu respiración para abrir, soltar y eliminar tensión
Muy bien, poco a poco gira para quedarte de nuevo tumbado, boca abajo, frenate con la mano derecha
Haz una almohadita con tus manos para apoyar frente o mejilla
Deja los pies, piernas relajados
Observa un lado y otro de tu cuerpo
Muy bien, vamos a hacer lo mismo al otro lado
Ahora estiras el brazo derecho en cruz
Colocas la mano izquierda en el suelo y presionando, elevas la pierna izquierda, doblándola
Llevas el pie sobre la punta de momento
Acercas un poquito más esa mano
Presiona suavemente el suelo y poco a poco deja que vaya estirándose y abriéndose más ese hombro derecho desde tu axila
A cada inspiración presiona un poquito más con la mano izquierda
Lleva tu atención a ese hombro derecho abriéndose, estirándose
No te conformes y si no molesta nada intenta ir un poquito más allá
Respira
Y lentamente ruedas para volver al centro
Hacen una almohadita con tus manos
Apoya la otra mejilla y relaja observando ese hombro derecho, ese lado derecho
Bien y con la frente en el suelo empuja con las caderas atrás
Enpeines y frente sobre tu esterilla
Puedes hacer dos puños con tus manos
Dejar que la cabeza se suelte
Y lentamente vertebra a vertebra empuja el suelo para incorporarte
Bien nos vamos a sentar hacia cualquiera de los lados para cruzar las piernas, ir un poquito hacia adelante
Haz hueco atrás para que la cabeza quede debajo, justo dentro de tu esterilla y te tumbas en sabasana
Bien vamos a separar los pies un poquito más de tu esterilla
Los brazos los llevas hacia atrás, estirados
Y brazos, manos, piernas y pies relajados
Comprueba el espacio que se genera entre tus crestas ilíacas, en las axilas
La pasividad de brazos, piernas y espalda
La soltura del rostro
La sensación de libertad, calma y tranquilidad que te brinda el simple gesto de estar en esta posición
Atención a ese punto en el centro de tu cuerpo donde parte el gesto respiratorio, expandiéndolo al resto de tu cuerpo
Y esto sería por tres minutos
Muy bien, recoge tus brazos
Recoge tus piernas
Déjalas en una separación justa para preparar sabasana
Asegúrate que estás muy cómodo
Inspira profundo y luego suelta el aire por tu boca, como si fuera vago
Suelta en cada inspiración
Quédate vacío de toda tensión
Siente la fuerza de la gravedad actuar sobre tu cuerpo
Relájate
Mueve despacio tu cuerpo
Lleva las rodillas al pecho
Invécete hacia un lado y hacia el otro
Inspira sobre cualquiera de tus lados
Con la ayuda de tus manos te incorporas
Siéntate con tus piernas cruzadas
Captando esas sensaciones que ahora tengas en tu cuerpo y que repercuten directamente en tu cerebro
Lo has movido suave y lentamente
Llegado a esa parte, a esa piel que es un segundo cerebro lleno de sensibilidad, de información
No dejes de conectar contigo
No dejes de estar en ti
Llévate desde dentro, con suavidad, dulzura y sin juicio
Jai Om Tassat
Namasté
Audio:
Subtítulos:
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