¿Cómo afecta el estado mental al sistema inmunológico?

04 de junio de 2024

La relación entre la salud mental y la salud física ha sido un tema de interés creciente en la medicina moderna. La medicina psicosomática se ocupa de esta interconexión, y un componente crucial de este campo es el sistema inmunológico. Este artículo explora cómo el sistema inmunológico desempeña un papel central en las enfermedades psicosomáticas, integrando perspectivas de la medicina y el psicoanálisis.

Introducción sistema inmunológico: 

El sistema inmunológico es una red compleja que protege al cuerpo contra infecciones y tumores. Se compone de dos grandes partes: la inmunidad innata y la inmunidad adquirida. La inmunidad innata es la primera línea de defensa y responde de manera inespecífica a los patógenos. Incluye barreras físicas como la piel y mucosas, y células inmunes como neutrófilos y macrófagos. Por otro lado, la inmunidad adquirida es más específica y se adapta con el tiempo, involucrando linfocitos T y B, que reconocen y recuerdan a los patógenos. 


Aquí presentamos algunos hallazgos clave en este campo:

1. Estrés y sistema Inmunológico

El estrés crónico se ha asociado con una reducción de la función inmunológica. Un estudio publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences encontró que el estrés crónico puede llevar a una disminución en la cantidad y actividad de las células inmunitarias, incluyendo los linfocitos T y las células asesinas naturales (NK) 
El cortisol, una hormona liberada en respuesta al estrés, puede suprimir la función inmunológica. Un estudio en Psychoneuroendocrinology mostró que niveles elevados de cortisol inducidos por el estrés crónico pueden inhibir la proliferación de linfocitos y la producción de citoquinas, que son cruciales para la respuesta inmune .

2. Ansiedad y Sistema Inmunológico

La ansiedad se ha asociado con niveles elevados de marcadores inflamatorios en el cuerpo. Un estudio en Brain, Behavior, and Immunity encontró que las personas con altos niveles de ansiedad tenían concentraciones más altas de proteína C-reactiva (CRP) y otras citoquinas proinflamatorias, lo que sugiere un estado inflamatorio crónico

3. Depresión y Sistema Inmunológico 

La depresión, una de las condiciones más estudiadas en la psicosomática, tiene una relación bidireccional con el sistema inmunológico. La inflamación crónica, común en personas con depresión, puede alterar la función del cerebro y contribuir a los síntomas depresivos. Además, la depresión no tratada puede llevar a una inmunodepresión, incrementando el riesgo de enfermedades como el cáncer. Freud ya sugería que la incapacidad para procesar pérdidas puede somatizarse en el cuerpo, y estudios recientes apoyan esta conexión entre la salud mental y la función inmunológica.

La depresión está vinculada con alteraciones en la función inmunológica. Un meta-análisis en Archives of General Psychiatry mostró que la depresión se asocia con un aumento en los niveles de citoquinas proinflamatorias, como el factor de necrosis tumoral alfa (TNF-α) y la interleucina-6 (IL-6), y una disminución en la actividad de las células NK.

4. Tratamiento Psicológicos y función Inmunológica

  • Terapia Cognitivo-Conductual (TCC) y Sistema Inmunológico: La TCC ha demostrado tener efectos positivos en la función inmunológica. Un estudio en Health Psychology encontró que los pacientes con cáncer que recibieron TCC mostraron una mejoría en la actividad de las células NK y una disminución en los niveles de citoquinas proinflamatorias
  • Mindfulness y Meditación: La meditación y las prácticas de mindfulness pueden mejorar la función inmunológica al reducir el estrés y la inflamación. Un estudio en Psychosomatic Medicine demostró que los participantes en un programa de reducción de estrés basado en mindfulness (MBSR) mostraron una disminución en los marcadores inflamatorios y una mejora en la función de las células T. Las emociones positivas y el bienestar emocional están asociados con una mejor función inmunológica. Un estudio en Psychological Science encontró que las personas que experimentan emociones positivas frecuentes tienen mayores niveles de inmunoglobulina A (IgA), un anticuerpo crucial para la defensa inmunológica . 

La investigaciones demuestra una conexión significativa entre las emociones y la función inmunológica. El manejo del estrés, la ansiedad y la depresión es fundamental para mantener una respuesta inmunológica saludable. La intervención psicológica, como la terapia cognitivo-conductual y la meditación, pueden ofrecer beneficios importantes al mejorar la función inmunológica y reducir la inflamación.

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