Bitcoin es único por su naturaleza descentralizada, escasa (solo habrá 21 millones), inmutable y sin fronteras. No puede ser confiscado si controlas tu clave privada. No necesitas bancos ni intermediarios; tú eres tu propio banco. Las transacciones son seguras, verificables y ofrecen cierta privacidad.
Para usar Bitcoin necesitas un wallet o billetera digital, que almacena tus claves privadas, no tus criptos. Existen wallets de custodia propia (tú tienes el control) y de custodia ajena (como en exchanges tipo Binance). También se clasifican en calientes (apps conectadas a internet, más cómodas pero menos seguras) y frías (offline, como hardware wallets, más seguras para grandes cantidades).
Cada wallet genera una dirección pública (como tu número de cuenta) y una clave privada (como el PIN), que nunca debes compartir. Para facilitar su gestión, se crea una frase semilla de 12 o 24 palabras, que permite recuperar tus fondos si pierdes el dispositivo.
Recuerda: si pierdes la clave privada o la frase semilla, pierdes tus bitcoins para siempre. Es un sistema poderoso, pero requiere responsabilidad. Bitcoin no es solo tecnología, es una nueva forma de entender la libertad financiera.
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Usos prácticos y errores comunes en Bitcoin
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